Las tareas del hogar suelen ser
una fuente de conflicto y estrés en toda relación de convivencia.
A veces se olvida que en casa somos un equipo y todos tenemos que poner nuestro
granito de arena. Aquí van algunos consejos prácticos para repartir quién hace
qué, evitar que el trabajo se amontone cual pila de ropa sobre la silla de la
habitación y evitar discusiones innecesarias.
Repartir las tareas
Reúne a todos los miembros
de la familia y elaboren juntos una lista con todo lo que hay que
hacer en la casa: planchar, lavar los platos, limpiar el baño,
cocinar, sacar la basura, hacer la cama… Cada miembro debe asignarse una tarea
y comprometerse a cumplirla. Acordar también la regularidad de cada una y que
le corresponde a cada quien. Establecer un día de la semana en el que todos
puedan hacer un día de limpieza general.
Es muy importante implicar a los hijos en el reparto. Si son más pequeños se les puede encargar
tareas sencillas como recoger los juguetes, poner la mesa o dejar la ropa sucia
en el cesto. Es importante que sientan desde el principio que su colaboración
es importante y que son útiles.
El desarrollo de la
autonomía personal es un objetivo prioritario en la educación de un niño. Un
niño autónomo es aquel que es capaz de realizar por sí mismo aquellas tareas y
actividades propias de los niños de su edad y de su entorno socio cultural.
– Un niño poco
autónomo es un niño dependiente, que requiere ayuda continua, con poca
iniciativa, de alguna manera sobre protegido.
– Los niños con pocos
hábitos de autonomía, generalmente presentan problemas de aprendizaje y de
relación con los demás. De ahí la importancia de su desarrollo: normalmente
cuando progresan en este aspecto, también lo hacen en su aprendizaje y relación
con los demás.
Como equipo de integración escolar, nos interesa conocer cómo ha sido su experiencia y como se han organizado ustedes como familia. Les enviamos muchos cariños y cuenten con nosotros.
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